sábado, 22 de agosto de 2009

Yendo a meditar con Kung Fu


Estaba confundida. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Nunca les pasó que hayan pensado algo, tomado una decisión y justo a último momento sucede otro acontecimiento que les hace dudar de todo lo meditado?

Yo ya no creía en “es mejor malo conocido que bueno por conocer”. Mauro era más serio que Piru y éste se había olvidado por dos meses de mí. No es que con Piru no quería hablar más, al contrario me encantaba tenerlo de amigo pero no quería estar más con el. De todas formas, él no lo iba a entender porque estábamos acostumbrados a vernos y a estar juntos.

Finalmente decidí llevarme por lo que me dictara el momento. Llegó el fin de semana junto con Piru. Estuvimos desencontrados, recién nos cruzamos a la salida del boliche 6 de la mañana.

No fuimos juntos, y mientras estábamos teniendo sexo pensaba que estaba todo bien pero que ya no quería eso. Igual, la pasamos bien, charlamos de todo. Lo sentía como un amigo que quería tener toda la vida.

Entre todo lo que hablamos, charlamos de Mauro. Piru me decía que era un capo. Yo le conté que nos contactábamos por teléfono pero omití los palos que nos tirábamos los dos.

Piru se fue y mi fijación con la verdad, me obligó a ser sincera con Mauro. Lo llamé y le conté que había estado con Piru pero que una parte de mi estaba arrepentida. Me contestó que me entendía.

Los días siguientes me volví a Capital, chateábamos con Mauro como siempre, ya queríamos conocernos y ver qué pasaba entre nosotros.

A Piru me lo encontré en el messenger y contento, me explicaba como quería zafar de su coach para venir a dormir a mi departamento. Claro, lo que me faltaba, él también venía el 17 de febrero. Lo que me asombró más es que evidentemente, Mauro no había hablado con mi ex amante, sino éste no me estaría proponiendo nada. Sin dudas yo estaba en aprietos.

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