jueves, 13 de agosto de 2009

Mi amigo personal II


Eso fue lo que pensé la primera vez que entré a la casa de Piru, que tenía un hijo. Hasta que mi hermano me contó la historia completa. Piru se había puesto de novio con Melisa y a los dos meses ella se dio cuenta de que estaba embarazada de otro. De todos modos siguieron con la relación. (Bha relación). Ella vivía en Mar del Plata y él, por el deporte, en el pueblo.
Después de esa noche, yo me tenía que autoconvencer de que este pibe no me gustaba. En realidad si le tendría que poner una calificación como pareja, sin dudas era cero, pero como les expliqué, en ese momento yo quería divertirme.
Igualmente, me tenía intrigada si él sentía esta terrible atracción por mi, esa de la que me tenía que autoconvencer que yo no sentía por él. Qué se yo... para saber aunque sea!
La vez anterior que yo había estado en el pueblo no había podido ver jugar al equipo porque me fui a Buenos Aires un día antes del partido, tenía que rendir. La cuestión, es que como nunca había visto un juego de ellos, una tarde que Piru estaba acá y yo me hacía la distraída me invitó al entrenamiento.
Fui, error. Lo vi con la pelota, noooooo, me gusta, nooooo, me encanta!! ¿Por qué?, ¿qué necesidad tengo de complicarme la vida así?, soy libre, puedo estar con un chico que no tenga "compromisos". Era tarde, esa fue la confirmación. Nadie se tiene que enterar de este pecado, no lo pienso comentar con nadie.
Un jueves, fuimos con mi hermano y su novia a la noche a jugar a las cartas a la casa de los chicos. La verdad, no necesité contarle a nadie. La onda entre nosotros dos se notaba y mucho. Ese día quedamos en salir todos juntos el viernes. Nos íbamos a juntar en la casa de ellos a hacer la previa. Yo dije "listo, mañana me tiro el ropero encima, quiero ser irresistible pero si me la mando, nadie se tiene que enterar. No quiero problemas".
El viernes por la tarde, me encontraba caminando en el centro. Pensé voy a comprar un vino espumante para la reunión de hoy. Alzo la vista y veo un cuerpo de 1.98 dirigiéndose hacia mí. Por Dios, que bueno está.
Piru
¿Qué hacés? (me da un beso)

Mariana (con toda la cara de idiota y baboséandome)
Iba al super a comprar unos vinos para esta noche

Piru
¡Qué bueno!, yo también. ¿Vamos juntos?

Mariana (intentando no demostrar demasiada emoción)

Siii, Vamos!

Mientras íbamos al supermercado charlábamos de todo: música, bebidas que nos gustaban a los dos, la relación de mi hermano y mi cuñada, todo.... Compramos el alcohol y el tenía un bolso, donde pusimos los vinos, porque en una hora tenía que entrenar. Así que le ofrecí que vayamos hasta mi casa a dejar las botellas y a hacer tiempo. A lo que me respondió que si, que se iría después al club con mi hermano.
A media cuadra de casa, seguíamos chusmeando hasta que me dice

Piru
Viste que feo cuando entrás a una casa, sacás las bolsas del super y se hacé evidente que llevás alcohol cuando las botellas hacen tilín tilín

Mariana (a las carcajadas)
Siiii, me pasó un montón de veces!

Llegamos a casa, abro la puerta, subimos tres escalones que hay en la entrada y de repente empiezo a ver muchas caras. Mamá, papá, pablo, su novia y la madre de su novia. Eran esas situaciones que faltaba que dijera "mamá, papá, mi novio". Por favor, la cara de mi mamá como diciendo de donde venís y por qué con él. Mi hermano desencajado.
Saludamos y le digo: "Vení, Piru, pongamos las cosas en la heladera".
Saca las botellas del bolso y se escucha TILÍN-TILÍN. Él estaba de espaldas hacia la mesa donde mi familia estaba sentada y puso una cara de "no me puede estar pasando esto".
Terminamos de acomodar y bajamos hacia el estudio donde tenía la PC.
Luego subió y se fue a entrenar.
Cuando se fue, automáticamente empecé con la super producción, ropa, maquillaje, todo tenía que ser impecable. Me puse mi atuendo preferido y salí. Hicimos la previa en su casa riéndonos todos como locos, y, por supuesto, disfrutando las botellas de vino que habíamos comprado. Debo admitir que me puse bastante alegre y él también.
Llegamos al pub, el se sentó en una banqueta. Charlamos hasta que me encajó un beso increíble. Obviamente que no teníamos el manto invisible. Fue delante de todos, de todos los que no tenían que enterarse.
A la media hora, estábamos en su casa, solos. Pasó lo que tenía que pasar y disfruté como nunca había disfrutado. No me importaba nada, no sentí vergüenza. Estar con Piru, en parte, era como estar en casa. Así me hacía sentir, como si nos conociéramos de toda la vida.
Después nos quedamos charlando

Piru
Me siento re mal por tu hermano, no se le hace esto a un amigo

Mariana
Pero dejate de joder, mi hermano no es celoso, que no se venga a hacer el cuida ahora

Piru
Te juro que me da cosa pero a la vez no me importa porque quería estar con vos

Eran las 8 y yo tenía que venir a dormir a mi casa. A pesar de su insistencia para que me quede con él, me fui. Tenía terrible sonrisa en la boca, sentí que todo era genial. No quedamos en vernos ni arreglamos nada. "Dios, dirá" pensé, mientras me tomaba un taxi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario