jueves, 20 de agosto de 2009

Batman y Batichica

Me atendió uno de los chicos que vivía con Piru, él estaba en su habitación. Llegué al cuarto, lo vi tirado en la cama y me abalancé sobre él con un gran “holaaaaaaa”. En seguida cerramos la puerta y ovbio, pasó.

A la noche repetimos el encuentro, pero esta vez me quedé dormir. Claro, mi casa estaba repleta de parientes que venían desde lejos al cumpleaños de mi abuela. A las 10 de la mañana y con todo el pelo revuelto, me levante, me calcé las gafas y salí para mi casa.

El cumpleaños fue en un barco, por lo que nos llevó todo el día la fiestita.

A la tarde, Piru fue a casa, yo estaba recién bañada. Quedamos en mirar una película a la noche. La diferencia fue que su entrenador se iba de la ciudad así que él se había comprometido a cuidar su casa.

Se hacía la hora y yo zafé de todos los familiares que querían llevarme hasta mi destino. Por supuesto, jamás dije a mi familia que había dormido en lo de Piru, sino que me quedaba en lo de mi amiga Virginia.

Llegué a la casa del coach y ahí me esperaba mi amor momentáneo para nuestra última noche. Yo me iba al día siguiente y otra vez, sin fecha de regreso.

Cuando me abre la puerta observé que había puesto el colchón que correspondía a la pieza, en el piso frente a la tele. Íbamos a ver el hit del momento, Río místico. Bha, ver… ver un ratito ya que nos divertíamos más haciendo otra actividad, me entienden, ¿no?

Empezamos a ver la peli y en eso veo una sombra pasar sobre nosotros

Mariana

¿Viste eso?

Piru (Hablando de la película)

Si, el tipo es el mismo que estaba al principio

Mariana

No, no, esa sombra ¿no la viste?

Piru (riéndose)

¡Vos estás re loca!

A los dos minutos una cosa negra aletea por sobre nosotros

Mariana (gritando desaforada)

Es un murciélago, por favor, sácalo

Piru (asustado)

No, sacalo vos

Mariana (llorando)

¿Me estas jodiendo?, yo mido un metro y medio y vos dos. Te lo pido por favor, sácaloooooooooo

Piru

Pará de gritar que nos van a echar a la mierda los vecinos.

Una vez calmados, teníamos que aunar fuerzas para sacar el bicho de esa casa o liquidarlo. Primero Piru, logró encerrarlo en la cocina. Los dos pensamos que habíamos solucionado el tema, pero como la puerta era corrediza, el murciélago se hizo chatito y volvió a acosarnos. Luego de una hora y media. Piru logró apretarlo con un balde contra la ventana y yo fui la encargada de corroborar que estuviera muerta la rata con alas.

Jamás no enteramos como terminó Río Místico ni tuvimos sexo. Quedamos agotados con la cacería.

Esa fue mi última noche.

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