Éramos re amigos con Mauro a tal punto que nuestro tema en común, (que era Piru) se había prácticamente desvanecido. Charlábamos sobre un montón de cosas y también nos pasamos nuestros números de celulares. Dos por tres nos llamábamos por teléfono.
Pasó la navidad y el año nuevo y seguía en la misma situación con respecto a Piru. Mauro me había llamado para ambas fiestas y chateábamos siempre.
Hasta que me di cuenta. Me gustaba que me llamara. Había alguien que sí se acordaba de mí
Me parecía una locura, ¿podía ser que el hombre de mi vida sea el mejor amigo de mi mejor amante? Tenía sentimientos encontrados. Por un lado, necesitaba frenar, parar. Quería tener pareja, compañía. Piru no era y nunca iba a ser ese hombre y yo era una mina simple. En general medito mucho las cosas antes de decirlas y hacerlas. Si te digo andáte a la mierda, te estoy diciendo justamente eso.
Igualmente, lo de Mauro era cualquiera. Él vivía en Mar del plata y yo en Buenos Aires. Una relación a distancia no era lo que buscaba. Y aparte, nunca lo había visto. Sabía que medía 2.05 mts y que jugaba al básquet. Me mandó una foto que estaba con unas gafas. Parecía lindo.
Siempre hablábamos de vernos personalmente. Hasta que un día pusimos fecha. La idea era conocernos el fin de semana del 17 de febrero en Buenos Aires.
Los últimos días de enero, lo encuentro a Piru conectado. Obvio que hice mi técnica, esperé que me hablara. Hasta que me saludó. Chateamos bastante hasta que me dio la noticia. Venía al pueblo el último fin de semana de enero y yo todavía iba a estar acá.
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