martes, 1 de septiembre de 2009

Soldado que huye…

Yo prácticamente no hablé. Estaba tan triste que no le pude decir nada. Al otro día me tomé un micro y me vine al pueblo. Necesitaba alejarme de todo Mar del Plata. Estuve 10 días acá. La noche anterior a volverme lo llamé a Mauro. Le dije que llegaba al otro día y que quería hablar con él.

Llegué a Mar del Plata y lo primero que encontré debajo de la puerta fue mi pasaporte. Terrible patada.

Nos juntamos en un café de la costa. Era mi turno de decir las cosas. Empecé a explicarle que el hecho de que él me cambiara las lamparitas de luz no era una dependencia. Simplemente, yo medía un metro y medio y él dos.

Además le aclaré que con respecto a dejar la cartera arriba de la mesa, lo hacía simplemente porque en mi departamento yo pagaba el alquiler, no él, que el día que vivamos juntos tendría que cambiar si a él le molestaba.

Si me acompañaba al cajero era por un tema de seguridad. Claro, como el señor no leía un diario, jamás se enteraba de las cosas que sucedían. Añadí que, de última, acompañarse no tenía nada de malo en una pareja.

Sobre eso de que yo no tenía iniciativa, le dije que tampoco entendía ese concepto cuando venía de alguien que trabajaba en la empresa de su hermano por 400 pesos al mes cuando en cualquiera de los laburos que yo había hecho ganaba más que él.

Recuerdo que le pregunté desde cuando tenía pensado cortar la relación y él me dijo que su cabeza había hecho un click el día que leyó el artículo de la revista.

Mauro no sabía bien qué decirme. Refuté todos sus puntos y la típica actitud de alguien que no sabe discutir es encerrarse en su posición. Así lo hizo.

Le expliqué que de seguir con ese pensamiento los problemas no los iba a tener sólo conmigo, sino con todas las novias que tuviera. “No estoy pensando en rehacer mi vida, me dijo”.

El último punto fue el de los hijos. Le comenté que, seguramente, él no pensaba en tener una familia porque nunca había tenido una. Le dije “Vos nos sos culpable de tener una familia de mierda, pero sí tenés culpa de no querer cambiar esa situación”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario