martes, 1 de septiembre de 2009

Mi click

No me podía relajar, pensaba en Mauro todo el tiempo. Por odio o por amor. El 14 de agosto de 2008 pasaron dos cosas importantes.

La primera fue que me sentía particularmente mal. Era el aniversario de la muerte de mamá, había pensado mucho en ella porque siempre creí que se había ido tranquila porque me dejó en las buenas manos de Mauro. Pobre, ella seguramente también se decepcionó.

La segunda fue que hubo algo que hizo que llame a mi último ex. Marqué el discado rápido, aún teníamos el corporativo así que halaríamos gratis. Me preguntó como estaba, le dije que bien. Les anticipo que en ningún momento de la charla se percató de que era al aniversario de mamá. Error.

Me volvió a repetir la historia de la cartera, el cajero y la lamparita pero esta vez, con un convencimiento en su voz increíble.

Supongo, que no quería reconocer que había estado tres años y medio de novia con un idiota que no sabe valorar lo que tiene al lado y ni los cambios que yo había hecho por él.

Sus palabras fueron, en parte, un alivio. Caí, la cabeza me hizo click. Mauro era oficialmente un pelotudo y lo peor era que estaba orgulloso de serlo. En la conversación se encargó de mostrarme todo lo que yo nunca iba a extrañar.

Cortamos la comunicación y me sentí libre, y otro loser estaba fuera de mi vida.

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