martes, 1 de septiembre de 2009

Crónica de un fin ¿anunciado?

Sábado 19 de julio

A la medianoche, era el día del amigo. Llamé a mis amigas de Capital, les conté que no me habían renovado el contrato en el trabajo y que había estado un mes laburando en una empresa de telefonía celular. Hasta que los promotores estafaron gente y los clientes presentaron la denuncia. El allanamiento era inminente, así que me fui. Otra vez, sin nada…

Además, les comenté que me iba a Disney con Mauro y sus hermanos. Tenía compradas las entradas a todos los parques pero necesitaba trabajo urgente para ahorrar para el viaje.

Un mes antes papá me visitó. En una charla que tuvieron con Mauro, le dijo que probablemente nos vayamos a vivir juntos a un departamento horrible de la Rata. Así que también les conté eso. Recuerdo que mi amiga Delfi me dijo. “Mariana, pensálo bien, no es fácil la convivencia. Después, me di cuenta que sus palabras fueron premonitorias.


Domingo 20 de julio

La pasamos juntos con parejas amigas en casa, super bien. Cenamos y nos matamos de risa. Mauro durmió en casa, como todos los domingos.

Lunes 21 de julio

A la mañana, Mauro se fue a trabajar. Por la noche me llamó y me dijo que había leído en la revista “Viva” un artículo de mujeres que no quieren tener hijos y que se había sentido muy identificado.

No estaba en condiciones de discutir el tema. Yo no quería tener hijos en ese momento así que le respondí con poco interés. Hablamos dos boludeces más y nos acostamos a dormir.


Martes 22 de julio

Fui a verlo jugar al basket, un perro como siempre. Cuando me llevaba a mi casa mencionó algo del artículo. Le respondí que no quería hablar de eso porque estaba entrando en el primer aniversario de la muerte de mi mamá. Me dijo que tenía razón, que lo perdonara, que era un colgado con las fechas.


Miércoles 23 de julio

No nos vimos en todo el día. A la noche me llamó e insistió con el artículo. Me dijo “¿Qué vamos a hacer? Somos muy diferentes.”. En ese momento empecé a caer, le respondí “¿diferentes en qué? Capaz que el día de mañana yo no quiero tener hijos o vos cambiás de opinión., pueden pasar tantas cosas…”

Él insistía e inistía, hasta que me di cuenta que el corte de relación era inminente. Le contesté que esto no era para hablarlo por teléfono. Me respondió que tenía razón que duerma tranquila, que hablábamos al otro día. ¿Falta aclararles que no pegué un ojo en toda la noche?


Jueves 24 de julio

Me la pasé llorando todo el día. ¿Qué voy a hacer acá? No tengo trabajo, ni amigas y casi ni novio pensé durante todo ese día.

Apareció a las 18. Me dijo que nuestras diferencias no sólo radicaban en el futuro. Que él muchas veces me había repetido que yo dejaba la cartera arriba de la mesa y eso le molestaba. Que no se bancaba más que yo dependiera de él para ir al cajero automático a sacar plata y también para que me cambie las lamparitas cuando se quemaban. También me recriminó que nunca había ayudado a la chica que venía a limpiar para ahorrarme dos pesos. Mauro se había cansado de esos terribles defectos míos. Yo lloré todo el tiempo.

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